Muchas personas se graduan de la preparatoria y experimentan el orgullo y el honor que conlleva. Sin embargo, para muchas otras, nuestros padres sacrificaron una vida lejos de lo que conocían para darnos la oportunidad de sentir ese orgullo sin haberlo sentido nunca por sí mismos. Mientras que la graduación para todos representa un gran hito, para aquellos cuyos padres nunca lo experimentaron, ver a su hijo obtener todo lo que ellos nunca pudieron tener es una historia de éxito diferente.
Como estudiante de último año de preparatoria y la primera en mi familia en tener una graduación oficial, escuchar lo emocionados que están mis padres por mí me hace sentir que he hecho algo bien. A pesar de todas las dificultades que muchos graduados de primera generación enfrentan al crecer en un sistema que no le gusta conformarse al cambio. Hay muchas barreras que enfrentan los estudiantes de primera generación e sobre todo los de bajos ingresos. Poder caminar por el escenario y escuchar el orgullo en sus voces es lo que hace que todos esos problemas valgan la pena. ¡Recuerda tus logros y trata de no minimizare las metas que has alcanzado para ti mismo!